En cierto periodo histórico de la Antigüedad, en varios territorios del mundo se había establecido que, cuando un monarca terminaba su mandato, debía ser asesinado. Los mandatos duraban entre diez y doce años. Finalizado el mandato, la gente iba y le infligía una muerte cruel. Era necesario para la comunidad, y el monarca lo aceptaba de buen grado. La manera de matarlo tenía que ser despiadada y sangrienta. Además, ser asesinado de tal modo era un gran honor sólo digno de un rey. ¿Por qué se debía asesinar al monarca? Pues porque, por aquel entonces, el monarca era "el que escuchaba la voz" en nombre del pueblo. Por propia voluntad se convertía en el circuito que los unía a ellos con nosotros. Y pasado un periodo de tiempo determinado, el acto de matar de manera violenta a "el que escuchaba la voz" se revelaba como algo indispensable para la comunidad. Era necesario para preservar el equilibrio entre la conciencia de la gente que vivía en el mundo y el poder ejercido por la Little People. En la Antigüedad, gobernar era sinónimo de escuchar la voz de Dios. Pero, claro, poco después ese sistema fue abolido, se dejó de asesinar al monarca y el trono se convirtió en algo mundano y hereditario. Así fue como las personas dejaron de escuhar la voz.
1Q84, HARUKI MURAKAMI
miércoles, 11 de abril de 2012
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