sábado, 8 de agosto de 2009

50 años de ETA


La opinión de José Domingo.


Frecuentemente, los acontecimientos del presente se justifican en el pasado. También los relacionados con ETA, que ahora cumple 50 años celebrando con pasteles-bomba fiestas de terror. Los jóvenes que en la década de los sesenta fundaron ETA no lucharon en la guerra civil, y los jóvenes que matan y destruyen domicilios ahora, tampoco padecieron la dictadura franquista. Se creen, sin embargo, herederos de una misión histórica y pretenden extemporáneamente ganar la guerra civil y acabar con el franquismo. Su batalla es estéril, España no está en guerra y vivimos en una democracia.

Sin embargo, persisten en su equivocación, viven para ello y de ello. Mientras tanto, truncan vidas de jóvenes y mayores en aras de un ideal imposible, la independencia de un País Vasco, reunificado a horcajadas de España y Francia, que nunca existió ni existirá.

No me cabe la menor duda de que el Estado de Derecho acabará con los asesinos, pero es desazonador comprobar que, después de tanto sufrimiento generado por los terroristas, cueste tanto reaccionar. La confusión ideológica o el miedo atenaza a muchos y les impide dar un paso al frente y parar en seco cualquier grieta que ampare a los terroristas. ¡Todavía hay jueces, excesivamente comprensivos, que se parapetan en la libertad de expresión para permitir homenajes en las calles a etarras para vergüenza de los demócratas y de las víctimas del terrorismo!

En el Congreso de los Diputados, con motivo de la condena del asesinato de los guardias civiles, Carlos Saenz de Tejada y Diego Salvá Letaún, se leyó una declaración de condena en la que se dejaba claro que la vía de la negociación con los terroristas estaba cerrada. Espero que los que firmaron esta declaración se comprometan a asumir lo que firmaron. Zapatero reconoció su error y no estaría de más que los dirigentes de ERC e ICV, que estaban representados por Joan Tardà y Joan Herrera en aquel acto, también lo hicieran y pegaran un portazo a su discurso anterior. No cabe marcha atrás en la firmeza contra el terrorismo ni dejar entreabierta la puerta al pacto con matarifes.

Cincuenta años son muchos y el compromiso de todos los ciudadanos es hacer posible que no lleguen a cumplir los cincuenta y uno.

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