lunes, 20 de abril de 2009
La inteligencia de Zapatero
Pablo Sebastián en Estrella Digital.
Lo peor de la descortés descalificación personal que el presidente Sarkozy hizo de Zapatero, diciendo que no es inteligente aunque gane elecciones, es que al político español semejante opinión le ha perturbado mucho porque él se considera muy listo. Tanto como para engañar a todo el mundo, y en este tiempo convulso que vivimos a los trabajadores, a los sindicatos y a todos los dirigentes de su propio partido, a los que intentó convencer en el pasado Comité Federal de que la crisis de Gobierno que acaba de llevar a cabo es una obra de arte -la cara de guasa que exhibía Bono lo explicaba todo- que lo llevará al triunfo electoral en la europeas del mes de junio, para lo que ha vuelto a desempolvar la guerra de Iraq, a ver si con esta jugada que él cree tan "astuta", y con el nuevo Gobierno, consigue remontar el vuelo.
A los trabajadores y sindicatos, lejos de reconocer sus graves errores y sus no menos graves mentiras en la crisis de la economía, el listo de Zapatero les dice que aumentará el gasto social, que no consentirá más parados sin el derecho a subsidio, les asegura que no existen problemas en la Seguridad Social y afirma que todo lo hace muy bien. Entonces, ¿por qué relevó a Pedro Solbes? Zapatero ha agravado el problema del paro en España y luego se presenta como el salvador de la izquierda social y laboral. Presumía ayer de los 8.000 millones cedidos a los ayuntamientos para hacer obras locales y mantener el empelo, y todos saben que sólo para salvar Caja Castilla La Mancha (y a su presidente manchego Barrera) habilitó 9.000 millones de euros del Estado.
La verdad es muy distinta. Zapatero camina desesperado hacia el derroche de los fondos del Estado -entre otras cosas montando el Gobierno más caro de Europa- sólo para salvarse él de la quema electoral que lo amenaza tras la derrota en Galicia y de su debilidad en el Parlamento. Las que pretende solventar volcando la deuda presupuestaria sobre Cataluña para que ERC, CiU y PSC no lo dejen caer. Y cuando habla del gasto social tampoco dice la verdad, porque Zapatero a quien está favoreciendo, con mucho dinero, es a los banqueros y grandes empresarios de la construcción, o las compañías automovilísticas y eléctricas que lo cortejan, así como a poderosos grupos de la comunicación -Prisa, La Sexta, Zeta, tocados con graves problemas económicos- que son los que sostienen ante la opinión pública su falso izquierdismo, por ello se anuncia la sustitución en RTVE de la publicidad privada en menoscabo del déficit público y a favor de las cadenas privadas de televisión. Las que, por otra parte, intentan ocultar sus errores políticos e incapacidad para gobernar este país, y menos aún cuando arrecia una crisis económica tan grave que él mismo negó. Y que se negó a abordar cuando, hace algunos años, no pocos analistas y observadores le advirtieron del que era un peligro inminente: el estallido de la burbuja inmobiliaria. Y en suma del modelo de crecimiento español. Incluso cuando estallaron las hipotecas subprime americanas, Zapatero se mofó y dijo que eso era sólo cosa de los americanos, sin ver la que se venía encima del sector inmobiliario y del sistema financiero español, del que el inteligente Zapatero declaró que era el mejor del mundo, y ahora se prepara para abordar los problemas de más cajas de ahorros y bancos con cerca de 40.000 millones de euros.
Cortés o descortésmente -según como se mire-, Sarkozy le ha llamado tonto a Zapatero. Y el presidente, que siempre creyó que los tontos eran Sarkozy y Berlusconi, porque bajo su mandato serían superados por el PIB español, ha quedado estupefacto, porque él siempre piensa que los tontos son todos los demás. Y que su permanente simulación nunca será descubierta porque los electores de izquierda siempre lo salvarán, y su portentosa muralla de la radio y la televisión no dejará pasar el mensaje de sus descomunales errores y carencias. Por ejemplo, en la cumbre del G-20 de Londres confundió una palmadita de Gordon Brwon diciéndole "échanos una mano" con que se le investía a él como gran negociador entre Obama y Sarkozy, lo que resultó una gran mentira aireada por los medios españoles afines a la Moncloa. Luego se presentó como el gran triunfador de las decisiones contra los paraísos fiscales, y al final se descubrió que no tocó pelota en esa negociación entre los grandes de la cumbre que fue llevada a cabo por Obama y Sarkozy con el presidente chino, que era el más reticente a la iniciativa, como lo desveló el diario Le Monde.
Todo o casi todo en él es así y en Europa ya lo conocen, y en España ya lo empiezan a conocer. Las palabras de Sarkozy, sobre las que pronto harán bromas los dos, durante la próxima visita del presidente francés a Madrid, han abierto la veda y la discusión sobre la capacidad política de Zapatero y sobre la impostura y debilidad de su liderazgo. Y la crisis económica, que irá a peor en los próximos meses, dejará a su nuevo Gobierno en mala situación y con el déficit público -que Solbes había pretendido preservar- en cuotas inaceptables para la convergencia europea del euro, amén de para la propia estabilidad del gasto público y social español. Pero Zapatero está, desde hace años, en una permanente fuga hacia delante para salvarse él. Y ahora ha decidido quemar las naves del Presupuesto, con tal de ganar algo de tiempo, lo que no es muy inteligente, como diría Sarkozy, porque es el tiempo, precisamente, el que juega contra él.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario