martes, 3 de febrero de 2009
Los Fachas y Cuba
Un artículo del diputado de C´s, José Domingo.
A finales de 1991, en pleno período especial, fui viajero en Cuba. Durante mi estancia, visité la Habana y transité por Trinidad, Cárdenas, Matanzas, Varadero y otras poblaciones. Allí contacté con fervientes castristas de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y con viejos revolucionarios de Sierra Maestra que echaban pestes de Fidel; descubrí a jóvenes que adoraban el Régimen y a otros que lo odiaban sin límite; presencié discursos del “timonel” de horas y horas dirigidos a pioneros (niños) que firmes y aburridos gritaban “Patria o muerte”; vi al populista en todos los sitios, televisión, vallas, paredes… y descubrí entre cuchicheos a opositores; admiré la imaginación de los cubanos para los arreglos de coches desvencijados y compré en “diplotiendas” (tiendas para turistas) batidoras y menajes de cocina para mamás que lo solicitaban; se me ofrecieron jineteras y jineteros; entré en librerías de pensamiento único y leí el único diario que también era de discurso único; comí en restaurantes populares el limitado menú y comprobé lo poco que daba de sí la cartilla de racionamiento. En todos los lugares, observé espías y población espiada y detecté que el miedo acallaba las voces en la calle y se filtraba por las escaleras en las comunidades de vecinos. Hablé poco y me hablaron mucho. Llegué revolucionario, volví anticastrista y sigo pendiente de Cuba, tan querida por mí.
Por circunstancias personales no he podido ir a la concentración a favor de la libertad de Cuba que se ha celebrado frente al Consulado del Paseo de Gracia de Barcelona. Con agrado hubiera acudido.
La dictadura en Cuba no comenzó el 1 de enero de 1959, en aquella fecha sólo transmutó sus genes, pasó de Fulgencio Batista a Castro. Me enerva especialmente que tanto comunistas como derechistas norteamericanos tomen a los cubanos como rehenes ideológicos y que el modelo económico colectivizado condene a la penuria a miles de cubanos especialmente preparados y que el embargo impuesto por los Estados Unidos refuerce las carencias y sirva de coartada represora a los paranoicos dirigentes cubanos.
De haber acudido con Ciutadans al Consulado del Paseo de Gracia de Barcelona a pedir “aire democrático” para los cubanos, el senador español, Joan Josep Nuet, me hubiera arrinconado con los “fachas”. Para él, destacado dirigente de EUiA que no quiere el cambio en Cuba, reclamar los derechos humanos, la libertad de expresión, de empresa, el pluralismo político, el libre ejercicio de la orientación sexual y la libertad religiosa es cosa de fachas. No sé si la calificación la hace por ignorancia o maldad, pero es seguro que la hace equivocándose, porque “facha” es aquel de ideología política reaccionaria, es decir, quien está en contra de las innovaciones. Ha enfocado mal, en este caso los reaccionarios, los fachas, se encuentran en nuestro peculiar “CDR” (“el nostre”), integrado por los que no quieren reformas para Cuba
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