domingo, 10 de mayo de 2009

La penúltima salida de Arzalluz


Una columna de Juan José López Burniol en El Periódico de Catalunya:


"Esto no se puede tolerar y, si continuamos así, habrá una rebelión", dijo tonante Xabier Arzalluz el día antes de la investidura de Patxi López como lendakari. Añadiendo que, ante "el acoso del PSOE y el PP" al nacionalismo vasco, con vulneración --según él-- de los "mínimos democráticos", el PNV "se debe plantear no participar en unas elecciones españolas". Concluyó tajante: si PP y PSE "continúan por este camino, no tendremos más remedio que plantarnos", lo que abocaría a un "escenario de confrontación total con el Estado".
Ante una declaración tan extrema, ¿qué posición pueden adoptar los ciudadanos españoles? E incluyo entre ellos a cuantos --como yo mismo-- nos hemos manifestado en contra de la ley de partidos por ser --de hecho-- una ley singular que, además, no era necesaria, ya que bastaba con la aplicación estricta de la ley ordinaria. Dos son, en principio, las opciones: una, callarse y dejar a Arzalluz por imposible, por el hastío infinito que provoca el tema vasco, destacado hace poco por Iñaki Gabilondo. Otra, responder a Arzalluz en sus mismos términos: que, para acoso, el que sufren --hasta el extremo-- los militantes socialistas y populares; que los mínimos democráticos --fijados no solo por leyes-- los viene vulnerando él en persona con su actitud constante; y que, si los nacionalistas vascos quieren romper de una vez con España, que lo digan en corto y por derecho.
Pero, quizá, antes de tomar una decisión drástica convendría que unos y otros nos diésemos una moratoria de tres o cuatro años para echar cuentas y ponderar con detalle cuál es la aportación de Euskadi al Estado --el famoso e incógnito cupo-- y cuál el importe de las prestaciones que Euskadi recibe año tras año del Estado. Quizá resulte que, en este lance, los españoles asumimos el penoso papel del lamentable marido que --según una genial frase catalana-- era cornut i pagava el beure. Esto es, era cornudo y ade-
más pagaba el gasto. Todo un poema.
Hay que hacer, por ello, lo mismo que hacen las parejas que ya no se quieren: mirar bien los números antes de divorciarse. Por si acaso no cuadran.

No hay comentarios:

Publicar un comentario