miércoles, 10 de junio de 2009
Va en serio.
Alfonso Ussía en La Razón.
Me lo tomé a broma meses atrás. Pero va en serio. Carod-Rovira va completamente en serio y es de indeseables y anticatalanistas criticar sus gastos de viaje cuando los resultados de los mismos son tan prometedores y concluyentes. ¿Qué significan para los contribuyentes de Cataluña 1.043.663 euros? Mucho, si el gasto no se justifica. Pero nada, si el desembolso de hoy se convierte en una mina de riqueza cultural para el mañana. Y eso, sólo eso, es lo que hace Carod-Rovira en sus viajes, que tampoco han sido tantos, veinticinco, llevando y explicando las reivindicaciones de Cataluña por el mundo. En los Estados Unidos todo salió bien, pero se equivocó de día. Un problema de agenda. Inauguró la pequeña embajada de Cataluña el mismo día y a la misma hora que Obama juraba y tomaba posesión de la presidencia de los Estados Unidos. Y sobraron canapés. Pero no es el viaje a Nueva York el que inspira este texto. Ese millón largo de euros que han pagado los contribuyentes catalanes ha llegado a los bolsillos de don Luis Kuash. Don Luis Kuash podría ser perfectamente, de acuerdo con la fonética, un delegado de la Generalidad en cualquier parte del mundo, e incluso, un vicepresidente del «Barça». Me imagino la noticia: «Luis Kuash asegura que Kaká no jugará en el Real Madrid». Pero no. Don Luis Kuash es el jefe de tribu amazónica de los «shuar», que habita en las selvas del Ecuador. La visita de Carod-Rovira a don Luis y los de su tribu, forma parte del interesantísimo «Proyecto Sasiku» de la Generalidad de Cataluña, consistente en intercambiar culturas y voluntades. Me tomé a broma, insisto y me arrepiento de ello, la visita de Carod-Rovira a los «Shuar», que culminó con la entrega de una lanza milagrosa por parte de don Luis a don Josep Lluis. Además del millón de euros que don Josep Lluis entregó a don Luis, los gastos del viaje ascendieron a 43.663 euros. Una minucia si nos centramos seriamente en el porvenir. El idioma de los «shuar» ha perdido adeptos, incluso entre los «shuar», y Cataluña no está dispuesta a permitir que esa joya de la comunicación entre las tribus del Amazonas pierde fortaleza y vigencia. El «shuar» es una idioma que interesa vivamente a la juventud de Cataluña por una extraña coincidencia que a Carod-Rovira le emocionó. Chaparrón, en catalán, se dice «chafat», y en el idioma shuar, «Achafatú». Este hallazgo, justifica de por sí el millón de euros entregado a don Luis Kuash y los cuarenta y tres mil del viaje de Carod. Pero no queda ahí la cosa. En la temporada seca, los shuar imploran a sus dioses la llegada del agua. También se hace en España, y basta recordar la petición rimada a la Virgen de la Cueva: «Que llueva, que llueva…». En catalán, esa solicitud se dice «que plovi, que plovi», y en shuar, –y lo que me dispongo a escribir es de una extraordinaria importancia–, la petición a los dioses se inicia con un «a plivú, a plivú», lo cual despeja todas las dudas posibles y probables.
Mi enhorabuena a Carod-Rovira, que padeció de mis ignorantes bromas, por contribuir de manera tan efectiva y barata al desarrollo del idioma de los «shuar», tan unido al catalán en algunas de sus voces y expresiones. No hay derroche en sus viajes. Los medita, los mide y los cumple con brillantez. Otra cosa es que muchos catalanes no compartan su visión del futuro y de la unión de las culturas. Allá ellos.
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